Las altas temperaturas, entre 38 y 40 grados, suelen ser más comunes en niños que en adultos. En los mayores, este síntoma puede producirse por distintas enfermedades.

La fiebre en adultos puede ser consecuencia de diversas patologías más o menos graves. Generalmente, es consecuencia de una infección de tipo vírica que no tiene mayor importancia. Pero en otros casos más complejos, la fiebre en adultos puede ser más persistente y ser producto de una inflamación, una enfermedad autoinmune o una patología maligna como un linfoma.

Antes de nada, se debe saber que la fiebre no es mala en sí. Se trata de un efecto defensivo de nuestro cuerpo. Es uno de las maneras que tiene el sistema inmune de repeler a un cuerpo invasor. De esta manera, tener fiebre no es grave, pero sí es un signo más preocupante si esta dura demasiado tiempo.

 
 

Cuándo acudir al médico por una fiebre

En el caso de las fiebres en adultos, es importante acudir a urgencias si el síntoma es persistente. Si se padece la fiebre durante 3 semanas y no hay ninguna razón aparente para la aparición de la misma, es aconsejable recurrir a un médico.

Antes de acudir al médico, es importante saber qué temperaturas se han alcanzado con la fiebre. Para ellos, se recomiendo utilizar un termómetro digital y aportarle al médico toda la información probable. Si una fiebre es insistente, pero, cada vez tiene menos intensidad, es distinta de una fiebre que se dilata en el tiempo con una temperatura constante.

En general, pasadas 72 horas desde el primer brote de fiebre se debe acudir al médico.

Se recomienda a los pacientes saber cuántos días se ha padecido este síntoma y con cuánta intensidad. De acuerdo a estos datos, el tratamiento puede ser muy diferente.

Existen casos en los que se debe acudir al médico antes, como en caso de tener dificultades para respirar, observar manchas en la piel, sentir un mal estar general o si el paciente tiene antecedentes de infarto.

Mujer tomándose la temperatura

Cómo combatir los efectos de la fiebre

Existen varias formas de bajar la fiebre en adultos. Se pueden ingerir medicamentos antinflamatorios como el ibuprofeno y analgésicos como el paracetamol. Este último, además, también es beneficiosos para mejorar el estado general del cuerpo.

La aspirina también es útil para estos casos, aunque cada vez se está dejando de utilizar más, debido a los problemas estomacales que puede producir. Otros métodos más “caseros” han demostrado su eficacia. Alguno de estos son una ducha o baño de agua templada. Es importante que el agua no esté caliente ni fría, ya que en estado de fiebre los cambios de temperatura bruscos son contraproducentes, ocasionando incluso un estado de shock.

Ante todo, hay que tener en cuenta que la fiebre es un sistema defensivo y que bajarla a toda costa puede ser perjudicial. Igualmente, varios de estos remedios no deben de ser utilizados con niños. Por ejemplo, no se le debe administrar una aspirina a un niño con fiebre, ya que esta podría provocarle el grave Síndrome de Reye.