La alergia al sol es una reacción inmunológica que se produce en la piel ante una exposición al sol. Te contamos los síntomas, las causas principales y cómo actuar en cada caso.
La alergia al sol es más común de lo que se cree. A pesar de que no hay estudios estadísticos claros, debido a que muchos casos no se llegan a diagnosticar, se calcula que el 25% de la población española padece esta alergia. Esta patología se debe a una reacción del sistema inmune a la luz solar.
Su denominación científica es erupción polimorfa lumínica. Lo que realmente causa esta reacción no es la propia luz solar, sino la presencia de otro agente alergógeno que necesita radiación solar para causar la alergia.
La alergia a la luz solar provoca la aparición de eccemas que pueden durar varios días. Si se evita la luz solar durante la aparición de estas lesiones cutáneas, lo más normal es que terminen desapareciendo por si solas.
Síntomas comunes
Para que los síntomas de la alergia al sol se manifiesten no se necesita una larga exposición a la luz solar. En casos agudos, en cuestión de minutos el paciente puede empezar a experimentar los primeros síntomas. En otros casos, la aparición de síntomas puede tardar varias horas.
Los síntomas más comunes de la alergia al sol son:
- Eccemas.
- Urticaria.
- Picor.
- Ampollas.
- Descamación de la piel.
- Erupciones.
- Enrojecimiento sin eccema.
- Inflamación del área afectada.
En principio, los síntomas se manifiestan únicamente en las zonas que han sido expuestas a la luz solar. Lo más indicado es acudir al médico al notar los primeros síntomas. En el caso de que se experimenten síntomas más graves o persistentes se necesitará la opinión de un Dermatólogo.
Factores de riesgo
Además de la luz solar, la exposición a algunas sustancias puede incentivar la reacción alérgica. Estas sustancias pueden ser colonias, desinfectantes o algunos compuestos químicos utilizadas en las cremas de protección solar. Si estos compuestos están en la piel en el momento del contacto con la luz solar, pueden causar alergia.
La raza o el tono de la piel influye en este tipo de reacciones alérgicas. Está comprobado que las personas con piel clara son más proclives a sufrir este tipo de alergias, al contrario que las personas más morenas o de piel oscura.
Algunos medicamentos pueden acelerar el proceso de daño solar en la piel. Este es el caso de los antibióticos tetraciclínicos, los analgésicos como el keoprofeno y los medicamentos compuestos por sulfamidas.
Se ha comprobado que la dermatitis aumenta las posibilidades de padecer alergia a la luz solar. Al igual que tener familiares cercanos con alergia al sol. La comunidad científica ha observado que esta alergia suele afectar entre padres e hijos y hermanos.
Tratamientos actuales
Una vez las personas comienza a experimentar los síntomas, lo más recomendable es detener la exposición a la luz solar. Los antihistamínicos y las cremas con cortisona suelen aliviar los eccemas y las erupciones en la piel. Los síntomas más severos, como lesiones cutáneas graves, pueden necesitar un tratamiento más específico a base de corticoides.
Igualmente, para los síntomas las leves se recomienda duchas frías y dejar secar la zona sin utilizar toallas. Es importante no tapar las lesiones con ropa ceñida, y que esto puede agravar la irritación.
Cómo prevenir los síntomas
Una vez la persona sabe que tiene alergia al sol, tendrá que tomar una serie de precauciones, como en cualquier alergia. Es importante evitar la exposición a la luz solar en las horas más intensas, especialmente en verano. Se recomienda no exponerse al sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.
Esta alergia se puede manifestar también si la exposición a la luz solar es repentina. Esto significa que si se pasa el invierno sin tener contacto con el sol y en primavera o verano la exposición se vuelve repentina y constante, podría aparecer la alergia.
En el periodo estival se recomienda el uso de ropa que tape las zonas sensibles. Los sombreros anchos y las camisas de manga larga protegen a la piel de su contacto con el sol. Las telas muy finas no protegen ante el sol.
La crema solar de amplio espectro de al menos 30 de FPS puede proteger la piel de los rayos del sol. Es importante que la crema no contenga sustancias que irriten la piel de la persona. La crema solo mantiene su protección durante 2 horas, por lo que, pasado este tiempo, es recomendable volver a aplicarla en la zona expuesta.