Los seguros de salud privado están en un momento álgido. Millones de personas en España los contratan y, según la Fundación Idis, muchos nuevos asegurados cometen los mismos errores a la hora de contratar su póliza.

Cerca de 10 millones de personas han contratado ya seguros médicos privados, según apunta la Fundación Idis, el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad. Para alguien recién llegado al campo de los seguros de salud, la terminología puede ser confusa y es normal sentirse perdido.

Ese es el motivo, según la institución, por la que muchos clientes de la aseguradoras suelen cometer errores cuando contratan un seguro de salud. Es recomendable que, antes de contactar con alguna compañía, los interesados se informen sobre términos como copago, permanencia, exclusiones… etc.

 
 

Los errores más comunes que comenten los nuevos clientes de aseguradoras suelen ser:

No conocer la compañía

Muchas personas interesadas en contratar un seguro de salud se dirigen a ciertas compañía sin tener muy claro cómo funciona el mundo de los seguros médicos. Es recomendable que el potencial cliente tenga en cuenta algunos aspecto sobre la aseguradora antes de contactar con ella, como si la empresa tiene experiencia en el sector de al salud. Es vital también investigar si la compañía es solvente y con qué profesionales médicos y centros sanitarios trabajan.

Dejarse llevar por las ofertas

Fiarse ciegamente de pólizas solo porque estas tienen un precio bajo o tienen algún tipo de oferta especial no es buena idea. Igual que indicamos en el punto anterior, una persona con desconocimiento sobre el sector de los seguros de salud puede acabar contratando una póliza que no le resulte beneficiosa como se cree.

Por ejemplo, una póliza con copago resultará más barata mensualmente, pero el asegurado tendrá que abonar cada servicio que necesite. Por este motivo, hay que pensar en cuáles son nuestras necesidades, y no las ofertas que se ofrecen.

Además, muchas personas confían en que una póliza mensual es la opción más barata, cuando, en realidad, las pólizas trimestrales, semestrales o anuales pueden ser muy competitivas.

Ignorar los seguros vitalicios

Los seguros vitalicios son pólizas que garantizan una cobertura completa y para siempre. Se trata de uno de los seguros más efectivos, ya que el asegurado no puede ser excluido de la póliza en ningún momento. Incluido cuando el asegurado cumple los 65 años, una edad crítica para los que buscan un seguro de salud.

Si esta modalidad de seguro interesa al potencial cliente, merece la pena buscar una compañía que lo ofrezca. Existen varias aseguradores que están especializadas en este tipo de coberturas y ofrecen primas a precios muy competitivos.

No saber sus propias necesidades

Como ya hemos dicho en otro punto más arriba, es vital saber qué se quiere a la hora de buscar un seguro. Contratar una póliza solamente porque resulta barata no es aconsejable. Lo más adecuado es pensar qué tipo de coberturas encajan mejor con el estilo de vida del interesado, y qué modalidad de pago interesa más.

Un seguro con copagos no es ni mejor ni peor que uno sin copagos. Son diferentes y están pensados para personas con necesidades distintas. De esta manera, un seguro sin copagos puede resultar más barato a la larga que un seguro con copago. Todo depende del uso que le de el asegurado.

No prestar atención a las exclusiones y letras pequeñas

Las exclusiones forman parte de esa letra pequeña que no se puede dejar sin leer. Esta información indica qué queda fuera de la cobertura. Una exclusión puede dejar fuera de la póliza los accidentes de tráfico, enfermedades que padecía el asegurado antes de contratar el seguro, los embarazos…

También hay que tener en cuenta otros apartados que pueden afectar a cualquier servicio que ofrezca el seguro, como la existencia de un límite de veces que se puede acudir al médico o el pago de recargo por algunos tratamientos.

No preocuparse por las carencias

Al igual que las exclusiones y las letras pequeñas de algunas coberturas, no hay que dejar de lado los periodos de carencia. La carencia es el tiempo que transcurre entre la contratación de un servicio y la disponibilidad del mismo. Esto significa que el hecho de que se haya contratado un servicio no significa que se disfrute del mismo al instante. Es vital conocer los periodos de carencia que impone la compañía para evitar sustos desagradables.